12 de septiembre de 2013

Feng shui

Entrar a una casa
de la que
todavía
no quiere irse
lo anterior
es como sentarse
sobre una alfombra de cuchillos.




10 de julio de 2013

Esos días


Ya estamos en esos días en que casi todo el tiempo llueve o amenaza con hacerlo. Esos días en que julio ya no es tan julio, y en que escuchar It´s a long way to the top if you wanna rock and roll resultaría una patada al estómago, que lo dejaría hundido por un buen rato, probablemente.
No sé por qué se me ocurre hoy escribir pensándote.

¿Las fechas? Siempre me pareció un protocolo absurdo, aunque, paralelamente, me llevó bastante tiempo comprender lo difícil que es ignorarlos, por muy escéptica o irreverente que una persona quiera ser.

Recordar a los muertos bailando... como hacen en México... no lo sé, me siento insuficientemente mexicana como para eso. Será que debo estar más cerca del tango (seguramente sea eso)...

Por otra parte, siento que no le estaría jugando limpio a tu memoria si pasara julio sin reflexionar, al menos, acercá de cómo me siento en relación con tu ausencia, o si no recordara nuestros chistes internos, nuestras canciones, nuestras adjetivaciones para con determinados otros; las críticas a la familia en las que acordábamos, o aquellas en las que disentíamos; las fidelidades absurdas que te rendí, o la violencia con la que madura o pendejamente te desoí.

No podría perdonarme la evasión.

Y vos mucho menos.

Comprendo que hablarte en segunda persona también es absurdo...

Pero qué ridículo sería fingir que ya no sos mi interlocutora.




4 de junio de 2013

Carta


Una tarde de esas con emociones raras, como me viene sucediendo en el último tiempo, se me ocurrió revolver mi caja de cartas de amigas, de mi época de secundaria. Esa caja tan bien amada, que forré pegándole pinturas mías, de aquellas épocas, y una imagen de Daria, recortada no sé de dónde.
Estaba buscando unas fotos de esas que no pongo en la biblioteca para que puedan ser vistas por las visitas (cuando tengo ganas de que miren mis fotos y me pregunten cosas sobre mi vida), unas viejas en las que tengo el pelo decolorado, rubio... porque se me había metido en la cabeza la idea de volver a hacerlo; de cambiar mi cabeza externamente, con esa estúpida esperanza que tenemos las mujeres de que, cambiando por afuera, cambie también algo por adentro. Ansias de torcer el “destino”, de transformar los sentimientos, de dominar las emociones, de controlar el tiempo, de sentir que manejamos el devenir... ese tipo de deseo.

Y así fue como encontré la carta más hermosa que me escribieron alguna vez: la más entrañable, lúcida, lúdica, musical, afectuosa e indeleble de todas las que recibí.

Encontré la carta, quizás podría decir, más eterna de todas las cartas.

La terminé de leer, y estallé en sollozos.
Hacía meses, o quizás años, que no lloraba así.

Pero no lloré de tristeza. Sentí dolor. Pero no el dolor de la muerte, no el dolor del sufrimiento de ver y sentir a un ser querido enfermo. No el dolor de no saber qué hacer para ayudarlo. No ese desgarro que provoca querer acompañar a alguien en su amargo trajinar hacia ninguna parte. No. No fue eso. No lloré por eso.
Lloré por la belleza de ese amor de hermana, que estaba ahí en la carta, y que entró en mí en ese instante, dulce y tempestuosamente. Lloré por el amor. Lloré por la felicidad. Lloré por la certeza de ambas cosas. Lloré por tanta palabra imborrable, y por el río que corre por la mente, cuando se relee una carta como ésta.

"Te adora con todo el cuerpo y el alma,  ... "




6 de mayo de 2013

existenciales dudas

por más que intento dejar de sentir esta curiosidad,
no hay caso,
no puedo

me intriga tanto saber
cuándo puede haber sido
que me haya puesto el disfraz de Susanita
que provocó en vos
semejante piel de gallina

pero dicen que la curiosidad mató al gato


15 de abril de 2013

Boca cerrada


Anteanoche, al dormir, apreté tanto las mandíbulas, por los nervios que tenía de volver a verte y que habláramos, que hoy (ya después de sucedido) desperté con la luna y un dolor que no me dejaba más opción que irme al sofá a ver amanecer y tomar un té, con la esperanza de poder conciliar el sueño nuevamente.
Decía, en algún lado –ahora no recuerdo–, que quien una vez abrió los ojos ya no puede volver a dormir...

Para matar el hambre, hoy, siendo que a la boca no podía casi abrirla, tuve que hacerme un puré, como si volviera a niña (pero dándome yo misma las cucharadas).

Es extraño cómo algo que podría ser hermoso puede hacerte apretar tanto los dientes.





9 de abril de 2013

¡Fuego!


Si necesitaba algo o no o qué
si necesito que me abraces
si necesito o no necesito besarte
si deseo o no deseo que me incendies
si quiero o no quiero quemarme

si es posible, o no lo es, que me quemes, que me adores, que te canses y me olvides
o te olvide

si quería que me ataras y rociaras con nafta,
o preferí gritar taxi y subirme a la primera alfombra mágica que encontré

yo qué sé

Encontré este poema de Safo que dice:

Preferiría estar muerta: no miento
Ella se alejó de mí llorando.

Y entre lágrimas me dijo:
¡Ah!, qué terrible desdicha la nuestra,
Safo, pues aun contra mi voluntad, te dejo.

Le respondí:
Ve, sé feliz,
y recuérdame

(...)

18 de marzo de 2013

El significado de tu apellido


           Certeramente, alguien me preguntó anoche si mi apellido significaba “no duerme” en árabe, y yo le dije sí, "la que no duerme" o "la sin almohada", algo así, ¿no? Como que el sentido va un poco por ahí. Que tal vez no signifique exactamente que no duermo, sino alguna otra cosa más o menos parecida, pero decididamente no demasiado lejana a estar despierta por demás. Aunque, claro, no de manera permanente, sino por períodos, porque imaginate que estar despierta constantemente puede ser una tortura. Hay que soñar bastante para que esta vida tenga algún sentido.  

8 de marzo de 2013

Que te quiero verde


Que, es cierto, él te arruinó un poco la vida, 
pero, al mismo tiempo, cómo la embelleció


que ellas siguieron su camino, a veces lejos, 
pero siempre igual de cerca y tan adentro


que ellos te llenaron de miedos, 
sin embargo, 
cuántos mundos y puertas te abrieron


que es verano, aunque ya no quema


                                      y que te morís de ganas de caminar




2 de marzo de 2013

Bajan


Una tarde o una noche de estas te veré con un niño en brazos que no será nuestro, pero tendrá el amor nuestro, y no será desgarrador como imaginé hace un tiempo que tal vez podría serlo.  



12 de febrero de 2013

el tiempo


Que el tiempo no puede volverse atrás
es espantosamente cierto,
aunque también aliviadoramente verdadero.

Por otra parte, es una gran mentira.

¿Si no cómo explicar lo que duele ingresar 
a escenarios antiguos
y que la fiebre incendie el cerebro actual,
y no por los cuarenta y un grados centígrados
que están haciendo, según el noticiero?