Ya estamos en esos días
en que casi todo el tiempo llueve o amenaza con hacerlo. Esos días
en que julio ya no es tan julio, y en que escuchar It´s a long
way to the top if you wanna rock and roll resultaría una patada
al estómago, que lo dejaría hundido por un buen rato,
probablemente.
No sé por qué se me
ocurre hoy escribir pensándote.
¿Las fechas? Siempre me
pareció un protocolo absurdo, aunque, paralelamente, me llevó bastante tiempo comprender lo difícil que es ignorarlos, por muy escéptica
o irreverente que una persona quiera ser.
Recordar a los muertos
bailando... como hacen en México... no lo sé, me siento
insuficientemente mexicana como para eso. Será que debo estar más
cerca del tango (seguramente sea eso)...
Por otra parte, siento
que no le estaría jugando limpio a tu memoria si pasara julio sin
reflexionar, al menos, acercá de cómo me siento en relación con tu
ausencia, o si no recordara nuestros chistes internos, nuestras
canciones, nuestras adjetivaciones para con determinados otros; las
críticas a la familia en las que acordábamos, o aquellas en las que
disentíamos; las fidelidades absurdas que te rendí, o la violencia
con la que madura o pendejamente te desoí.
No podría perdonarme la
evasión.
Y vos mucho menos.
Comprendo que hablarte
en segunda persona también es absurdo...
Pero qué ridículo
sería fingir que ya no sos mi interlocutora.