13 de julio de 2012

Promesas


Por estas noches estas tardes con lluvia o frío del que cala
paseando mi gripe por las escaleras
del joaquín
subiendo o bajando colectivos
e intentando concentrarme,
hallar algo para resaltar
y volviendo a esa imagen
que realmente nunca tuve cuando vos vivías,
creo,
esa imagen que construyo en mi cabeza
casi desde el primer momento en que supe
que mi mayor temor
se había hecho realidad.

Esa dulce y extraña imagen de
vos y yo tomadas de la mano
vos y yo tomando el té
en una mesa de estilo ya, entonces,
por el futuro,
pasada de moda.

Vos y yo arrugadas,
vos y yo riendo,
mirando alguna cosa absurda, tonta,
digna de merecer nuestras risas, una sola,
nuestra risa de hermanas.

En este recuerdo
que me invento,
póstumo,
de vos y yo viejitas,
tías, o abuelas, no lo sé,
pero juntas,
en este futuro
burtoniano
que creé,
y que a veces vuelve a mí
en las cercanías
a tu próximo día
de no cumpleaños.




6 de julio de 2012

De a poquito


Hubiera preferido algo abrupto
un fuerte golpe que me dejara ciega y sorda y muda por algunos instantes,
y que luego un día súbito pudiera divisar hermosas hojas de árbol a lo lejos, o
no tan lejos
y así
volver a ver, a oír, a oler, saber.

Pararme y caminar.

Pudiste haberme cortado la cabeza de un firme sablazo.

Pudiste haber abierto la puerta del auto en movimiento y arrojarme al medio del bosque para que hambrientos lobos me devoraran viva en la oscuridad.

Pudiste amasar tus ricas pizzas mezclando cianuro con la levadura, y servirme así, amorosamente, mis favoritas de jamón crudo y rúcula.

Pudiste decirme, aquella noche: “no puedo viajar con vos este verano porque estoy quebrado. Dejemos ya todo atrás, sigamos cada uno con su vida”.

Pero no.