Releer algo que escribimos hace tiempo, o encontrar un viejo dibujo o una foto sacada hace mucho nos enfrentan a la sorpresa de descubrir que ya no se es la misma persona. Y es que vivir debe ser reescribirse; contarse cada vez una nueva historia que, en realidad, es siempre la misma.
Sé del lugar ideal inalcanzable en el
que me pusiste, condenándome a la soledad, el hastío de ambos, tu
insatisfacción perpetua (y tal vez la mía también), tu abandono
(tantas veces) y tu crueldad de niño.